Hola, you.
Tantas cosas. Tanto movimiento. Qué cuesta arriba puede ser una repatriación multifamiliar. Yo estoy tan cansada que me duermo a las nueve la de la noche. Tengo un día muy lleno de cosas que resolver y que me consumen tiempo y energía que no tengo. Y dinero, claro, mucho dinero. Es realmente desgastante.
Pero entre toda esa vorágine de cosas administrativas (arreglar las persianas, llenar formularios escolares, actos escolares, comprar regalos de cumple, buscar actividades extracurriculares, pedir turnos médicos, comprar un auto, sacar un telepase, darse de alta en el monotributo) hay atisbos de luz. Florecieron los jazmines y olerlos me eleva el espiritu de verdad. Esto de que arranque el buen tiempo impacta positivamente o, por lo menos, es una invitación a predisponer otra vibra y salir a pasear/salir de noche/correr/jugar en la plaza/tomar helados.
DEJÉ DE ESCRIBIR ESTO Y LITERAL BAJÉ A BUSCAR EL AUTO NUEVO (COMPRADO HACE DOS SEMANAS) ESTACIONADO A LA VUELTA DE DONDE VIVO, Y NO ESTABA. EN SU LUGAR: UN CARTEL DICIENDO QUE SE LO HABÍAN LLEVADO POR ESTAR OBSTRUYENDO UN GARAGE (NOT).
¿Cómo es posible que todo sea tan difícil? Dentro del privilegio, siempre, pero dale. Hace dos semanas que compramos el auto. Y cuando lo fui a buscar al depósito no me lo dieron porque la cédula no está a mi nombre porque todavía no se hizo la transferencia de la titularidad. Está en trámite, entonces no señora, vuelva a su casa y mañana apersonese en el Tribunal de Faltas y hable con un Juez a ver si le libera el vehículo. KE,
Spoiler alert: Hoy fui y no me lo dieron. Y ahora estoy haciendo tiempo en una trattoria de la calle Maipú (calle que a mis hijos les causa mucha gracia porque la traducen a “My Poo”) esperando a que sea el horario para ir a hacer el pick up al colegio. Si mañana no me dan el auto me convertiré en Bombita. Si no tenés la referencia, te la dejo acá.
Con tanta cosa, sigo sin poder compartir la lista de cosas que me asombran de Buenos Aires, que cada vez es más larga e interesante. La dejo para la próxima entrega. Hoy solo quiero decir que este último tiempo he descendido al inframundo y que puedo tocar lugares muy oscuros de los que no me enorgullezco, pero ahá están, ahi están. Y, a veces, me es inevitable caer en ese pozo.
Por suerte no solo tengo la posibilidad de hacer terapia sino que hago terapia. Y mi psicóloga me está acompañando de cerca en este proceso de adaptación a mi país. Ella fue quien me sugirió un poquito de medicación para atravesar este momento tan endeble. Y sí, vamos a contarlo todo. No es joda cambiar tu vida de una manera tan brutal con hijos a tu cargo que no hablan el idioma y un marido que también, como vos, está sufriendo una crisis identitaria sin precedentes. No es joda. Y hay pastillitas que pueden hacer que el movimiento interior sea menos turbulento o que el agujero en el medio del pecho se achique. Entre eso y el amor de mi familia y mis amigas, tiro para adelante. But it’s a lot. And I do not always understand why I’m doing this, why get into so much trouble? Why?
BRIT ART
Justo, hablando de pastillitas, la semana pasada se celebró el día mundial de la salud mental. Y se me vino a la mente un autor británico, Charlie, Mackezie que me enamoró con su libro ilustrado: The boy, the mole, the fox and the horse. Yo lo tengo en tapa dura en UK. No me lo traje porque es muy pesado. Pero lo leí muchas veces con mi hijo más chico y vi la peli animada que hizo la BBC, con unas imágenes adorables. Me encanta que el autor se muestra tal cual es y no se le subió la fama a la cabeza después del éxito del libro. De hecho, estuvo nominado a los Oscars y puso una historia en Instagram diciendo que estaba escondido en el baño teniendo un especie de panic attack. Pocos artistas tan sensibles como este ser. A mi me tocó el corazón. Y creo que es para todo público. Yo se lo regalé a mi suegra y le encantó. Dejo link al trailer y una de las ilustraciones del libro que resume muy bien lo que siento hoy.
USEFUL WORD
Clingy: (of a person) too emotionally dependent
Bueno, aquí una palabra adquirida con la maternidad. Clingy. Pegote. Abrojo. La primera infancia tiene mucho de esto. Los hijos se ponen clingy cuando están medio pachuchos, por ejemplo, o en situaciones que los incomodan o desafían, como mudarse a un país de una lengua desconocida, por ejemplo. Así que ahí andan los dos, bastante clingy, más con el padre que conmigo, I must admit. Se hace muy dificil dejarlos en el colegio a la mañana, especialmente cuando los deja N. Ellos, que entraban sonrientes al colegio anterior en Wales, hacen puchero y nos agarran las manos pidiéndonos, con ese gesto, que nos quedemos ahí, protegiendolos. Como me dijo N, es soul destroying ese momento. Nos deja a los dos hechos mierda y continuamos con nuestro dia cargando ese malestar. Después, a la tarde, cuando los buscamos, salen contentos y eso nos alivia pero el clingy moment del drop off es realmente una daga en el corazón.
P.D: Para darte un poco de luz te cuento que se viene un nuevo encuentro de mi club de lectura en noviembre (leeremos a la reina de Camila Sosa Villada y estás más que invitada a participar) y una nueva charla sobre madres que crean en el Teatro Picadero entre Comadre y Violeta Urtizberea. Las entradas se consiguen acá. La última charla con Juli Zylberberg fue una fiesta y las entradas se agotaron enseguida. No te lo pierdas si estás en Baires. Sí, también pasan cosas hermosas en esta ciudad. Como la de hoy, cuando volvía cabizbaja del Tribunal de faltas y me subi al colectivo con la SUBE sin crédito y al darme cuenta, el chico de atrás, inmediatamente dijo al colectivero: cobrame a mi. Y me conmovió.
Argentina, del amor al odio en segundos.
Hasta la próxima, you. Y si sos mamá, feliz día por adelantado. Escuchá Comadre que me lo vas a agradecer si no lo hiciste aun.